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10 de septiembre de 2015

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los poemas me salen
con una fuerza extraña en casa ajena
o en hoteles, o en viaje, o
volviendo de tu casa mientras veo
la ciudad con el sol que recién sale
de la arena y los pájaros que ya son
mis otros únicos amigos cada cual
en su ramita o esos tres teros que me siguieron
desde tu barrio hasta picarme el pelo y todavía
andan yirando en el cielo, y yo
llegué, saludé al vecino, corté fresias de la
casa abandonada, ya las puse en agua, ya
puse el agua, casi hierve la pava, entonces
tomo mate solo, amargo, a secas
y pienso qué lindo es agarrar calle temprano
en ayunas, en silencio, las zapatillas en el
pasto zap, zap, y la primavera
que se te tira encima y le ganó
al humito por la boca
y me quedo un rato mirando el vapor que sale
de la bombilla y agarro la lapicera
y escribo que los poemas
me salen con una fuerza extraña en casa ajena.

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